Desde mi ventana

martes, julio 25, 2006

Uno propone...

... y Dios dispone, dice el dicho.

Hace 3 fines de semanas atrás era la celebración de Bodas de Oro de unos tíos muy, pero muy queridos... en su casa, en pleno campo de San Felipe, mi hermana y yo pasamos las mejores vacaciones de nuestra infancia... cerca de ellos estaba (está, pero ahora lo cercaron y ya no se puede jugar ahí) el Algarrobo Magnético, y desde su casa subíamos a la cordillera a cuidar cabras, sacar leche y hacer quesos... una maravilla, pero me cambié de tema. La celebración iba a ser a lo grande, con partes enviados, encintados, Misa en la Iglesia del pueblo, fiesta en un local de matrimonios, venía familia de todas partes, y lo mejor es que era sorpresa, ellos sabían que habría una comida para celebrar, pero algo sencillo, no imaginaban tremendo evento. Pero nada de eso fue: dos días antes mi tío murió. Se rompió una aneurisma que tenía en la aorta, y nada se pudo hacer. Imagínense la situación, el cambio tan repentino en todo.

Después de eso, y también muy repentinamente, mientras nos preparábamos con mi hermoso bebé para unas tranquilas vacaciones en Santiago, mi tía más cercana, más querida y de la que somos más regalones todos, sufre una trombosis. Al menos fue suave, y de desarrollo lento, así que alcanzó a tener atención antes que fuera más traumático de lo que fue, pero aún así, quedó con parálisis del lado izquierdo, pequeñas lagunas en algunos recuerdos y un poco de dificultad para hablar. Ahora necesita ayuda y vigilancia en todo momento, por lo que nos estamos turnando para acompañarla. Otra situación inesperada, que significó un cambio grande en muchos aspectos.

Así es la vida, después de todo. Una cadena de sucesos buenos y malos. Menos mal que vienen mezclados, y aunque de vez en cuando se pasan dos malos juntos, casi siempre son los buenos los que vienen más pegaditos. Espero.